En lo que va de esta administración, se han producido más películas que en el sexenio pasado
La mercadotecnia hace del cine hollywoodense, un atractivo de consumo nacional y releva al cine mexicano a segundo plano
Humberto Cruz
México, D. F.
16 de junio de 2009
Amante de la literatura y admirador del cineasta Alfred Hitchcock, Gustavo García, periodista y crítico de cine, niega que la producción cinematográfica mexicana sea escasa, pues admite que en el transcurso de este sexenio, se producen un promedio de setenta películas al año, cifras que contrastan con las siete que se producían en la administración pasada a la cual considera como la peor desde los años treinta.
En entrevista con Horizonte, el también profesor universitario, señaló que la exhibición, distribución y difusión son algunos de los factores que hacen que el cine mexicano esté relegado a segundo plano dentro de las preferencia del público, que gusta más de las producciones extranjeras, pues según su opinión, “el éxito de Hollywood es que hacen buena mercadotecnia, o sea, desde un año antes ya te están vendiendo la película, a los seis meses ya está el corto y ya están, incluso, los primeros carteles”. Esa situación no ocurre en el cine mexicano, pues son muy pocos los largometrajes que pueden presumir de una buena estrategia de venta “por ejemplo, eso le camino muy bien a Amar a morir, que de repente sacó unos despegables muy interesantes, está por todos lados promovida, la película no era mayor cosa pero caminó muy bien en taquilla”, comento, García, quien agregó que se deben hacer producciones más polémicas para atraer a los cinéfilos.
Pese a que la industria cinematográfica hoy día produce más películas, el fundador de la extinta revista Intolerancia, reprueba totalmente las propuestas que el gobierno federal tiene para difundir la historia del cine mexicano. Tal es el caso de la construcción de un museo del cual dice “es un desastre, es uno de los más grandes fraudes” argumento que refuerza por que hay gente involucrada ajena al cine como Pablo Ortiz Monasterio y Lauro Zavala, quienes pretenden hacer un museo horizontal, es decir, seis museos distribuidos en diferentes partes del país, cuando debería estar en un sólo lugar.
Respecto a la visión que otros países tienen de nuestro cine, éste es muy bien visto en el extranjero, tan es así, que películas como El Violín primero se estrena en Francia antes que en México. Esta situación tan solo revela la realidad que vive nuestra industria cinematográfica, que ve en el documental lo mejor de su cartelera.
Como parte de la industria, el término “crítico de cine” tiende a tergiversarse, pues mucha gente considera que el crítico es un cineasta frustrado a lo que García responde que “los únicos cineastas frustrados, son los cineastas que entraron a su escuela de cine jurando que iban a hacer la gran película y que mueren habiendo hecho puros bodrios, puros churros, jamás habiendo realizado su visión”.
“El crítico de cine es alguien que al contrario adora ver una película y no tiene la menor intención de hacer una”. Enfatizó que el trabajo de un crítico es, además de calificar una película, hacer una extensión del largometraje, es hacer un análisis profundo, “lo cual es difícil de conseguir”, concluyó.