martes, 14 de julio de 2009

La expectativa del espectador


Humberto Cruz
13 de julio de 2009



Malos diagnósticos


Pareciera que en México hay muchos profesionales de la salud, es decir, médicos, que no precisamente recibieron la mejor educación, o que simplemente pasaron de noche en las aulas universitarias. Desde la Secretaría de Hacienda, hasta la Federación Mexicana de Futbol (FMF), estos médicos han hecho, y por como se ve seguirán haciendo, malos diagnósticos.
Este complejo comenzó con Carstens, flamante secretario de Hacienda, quien diagnóstico un catarrito en la economía mexicana, hoy deteriorada por una neumonía, que no se ve para cuando tenga cura o cuando menos reciba un tratamiento.
Así pues, el complejo, cual pandemia reciente, se extendió hasta el ámbito deportivo, pues la FMF, máximo organismo de este deporte en México, decidió el pasado 8 de julio que el partido entre México y Estados Unidos se realizará a las tres de la tarde, horario poco usual cada vez que los del tricolor enfrentan al equipo de las barras y las estrellas.
Quizá confío mucho en los datos que, por si fuera poco, arrojan buenos resultados del equipo mexicano cuando juega a las doce, independientemente del día. Desde 1980 los cotejos entre aztecas y gringos celebrados en la capital mexicana, han sido a las doce del día; agreguemos a esto, que el equipo mexicano ha sido amplio dominador, teniendo tan sólo un empate. Por lo anterior, es que se me hace risorio y estúpido cambiar una fórmula ya conocida: domingo a las doce, el Azteca lleno, acumulación de gases tóxicos penetrando, con ayuda del calor, la cancha, el público recordándole a los gringos el diez de mayo, el cervecero haciendo su agosto; en fin, el folklore que envuelve a la selección mexicana cuando enfrenta al odiado rival.
La mayoría de estos sucesos ocurrirán a pesar de que se jugará entre semana, miércoles 12 de agosto, y a sabiendas de que, como decía mi abuelita, “el horno no está para bollos”. Antes, la selección mexicana jugaba para comprobar y corroborar la supremacía que tenía en el área, era el gigante de la zona, era temido, poseía prestigio y gozaba de su posición humillando, con goleadas, a los equipos del Centro y Norteamérica, cuando Estados Unidos simplemente no existía en la geografía futbolística. Ahora es diferente, cualquier equipo de la zona suele faltarle el respeto a México (para aquéllos que no creen en el karma, la selección es el mejor ejemplo), es un equipo que ya no intimida, no da miedo, no impone; es más, ni siquiera da risa; por el contrario, da lástima y pena. Es una selección que carece de fundamentos futbolísticos, es envidiosa y no sabe jugar en conjunto, y sin eso, aunque Dios Padre figurará en la alineación mexicana, difícilmente habrá una mejora en nuestra selección.
Dicen que recordar es volver a vivir, frase que no aplica para la selección mexicana, al menos en estos momentos, pues a menos de un año de celebrarse el mundial en Sudáfrica, el pase del tricolor a dicho evento peligra, como con la influenza, los focos rojos están encendidos, la alerta de emergencia sigue sonando, quizá por esto, la FMF cree encontrar la solución en el horario.
Y los norteamericanos ¿qué pensarán de esto? Ellos como si nada. Vienen agrandados. Disputaron la final de la Copa Confederaciones enfrentando a Brasil y aunque perdieron, ganaron en confianza; además ocupan la segunda plaza del hexagonal final, ejecutan un buen juego de conjunto, es el gigante de la zona y realmente su pase al mundial no peligra. Después de quitarle el invicto a España, ¿qué es México? Nada, seguro estoy que esa es su respuesta. Que cambien horarios y sedes, Estados Unidos no cambiará su forma de jugar. Los norteamericanos son uno de los equipos más consistentes del área. Sus resultados lo avalan.
Ante el cambio de horario y del mal paso de nuestra selección rumbo al mundial de Sudáfrica, bien cabría cuestionarse cual es el origen de esta situación, si todo iba bien con las participaciones del equipo azteca en certámenes internacionales.
Recordemos un poco, en el 2005 la selección juvenil ganó el mundial de la especialidad frente a Brasil, haciéndonos soñar e ilusionar en que al fin habría un equipo capaz de superar el cuarto partido, instancia a la que casi siempre llega el combinado mexicano en los mundiales, un equipo que se pararía con autoridad en cualquier cancha del mundo y, lo mejor, un equipo con buen futbol tanto individual como en conjunto. ¿Qué pasó con esa selección? Lo que siempre pasa con el futbol mexicano. Infla a los jugadores a través del arma mediática que representan los medios de comunicación, los convierte en semidioses y después no saben como bajarlos al mundo terrenal. Más aún, al futbol lo rodean intereses económicos, Lo deportivo ha quedado atrás. Los sueldos estratosféricos que perciben los jugadores mexicanos son próximos a lo que gana un empleado gubernamental, lo cual coloca al jugador en una situación cómoda, total, si juega bien o mal seguirá cobrando lo mismo.
Lo anterior tan sólo demuestra la imperiosa necesidad de transformar, revolucionar la forma de administrar el futbol, dejando de lado los intereses propios, alimentadores del ego, y trabajar, pero en verdad trabajar el fondo y forma del jugador que esta en las fuerzas básicas.
Con mi opinión no quiero convertirme en uno de esos médicos de los que hable al inicio de esta columna, tan sólo quiero decir que el beneficio de la duda se le otorga a la FMF, sólo espero que no se equivoquen y aumenten las cifras de los malos diagnósticos.

miércoles, 8 de julio de 2009


Domingo sufragista

Humberto Cruz

México, D. F.

6 de julio de 2009


Ante la expectativa de una jornada electoral sorpresiva, los funcionarios de casilla de la sección 4151 de la delegación Xochimilco, llegaron temprano, alrededor de las siete quince de la mañana, para cumplir con su encomienda: participar en el derecho sufragista y contar los votos de los ciudadanos.

La impuntualidad, característica de los flojos, hizo pensar en algún momento, que las elecciones en esta sección no se llevarían a cabo, pues los capacitadores, responsables de abrir la escuela Carlos Pellicer, arribaron cerca de las ocho, hora en que, de acuerdo a las instrucciones del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), se inaugurarían los comicios para elegir a diputados locales y jefes delegacionales.

Apresurados y con cierto sesgo de nerviosismo, los funcionarios de casilla entre los que me incluyo, instalaron las mamparas y urnas, sacaros las sillas y mesas y comenzaron a llenar las actas de apertura al sufragio, mientras la gente, desesperada, incrementaba el desorden que yacía en ese local, cual si fuera sucursal bancaria.

Pronto, a las ocho veinticuatro, los votantes pasaron a las mamparas a emitir su voto, el inicio fue desastroso y confuso. Diez, veinte, treinta personas amontonadas y desorganizadas, provocaron la equivocación de varios funcionarios de casilla. Fueron cuatro horas sin descanso, hasta que al mediodía hubo un respiro.

De las doce a las tres de la tarde, fue tiempo prácticamente muerto; la gente dejó de acudir a las urnas “quizá por que era la hora de la comida”, argumentó Citlali, presidenta de una mesa directiva de casilla. Durante este periodo, ni las moscas hicieron acto de presencia.

Atosigados por el cansancio del primer lustro de horas de la jornada electoral, los funcionarios de casilla, tanto locales como federales, comenzaron a angustiarse, no tanto porque no hubiera sufragantes, sino por que las tripas comenzaban a quejarse del ayuno dominical no planeado, reclamaban un pedazo de pan, carne o de perdida un vaso de leche despreciada por el hijo de una representante de partido.

Desde la avenida principal, un taquero presumía de ser el Rey Midas mexicano, y en verdad, todos los tacos que preparaba los convertía en monedas. Así, muchos funcionarios, cubriendo a sus compañeros, tranquilizaron su intestino. Con ello, estaban preparados para seguir en la contienda. Y así fue, pues a las tres de la tarde, una ola de votantes hacía fila para cumplir con la obligación ciudadana de emitir su voto.

Algunos percances le pusieron sazón a la jornada. Una sufragista impidió que se le manchara el dedo con tinta indeleble, “luego no se quita y además huele feo”, dijo. Ahí estaba la señora que voto dos veces; el señor que perdió su credencial actual y llevó la anterior y que, a fuerza de ganas, quería votar; el joven que no aparecía en la lista; la señora que se equivocó de urna; el secretario que emitió un voto inexistente; en fin, pequeños accidentes que quizá alteraron, parcialmente, los resultados.

Las cinco de la tarde, hay pocos sufragistas y sobran muchas boletas, semejante a un desierto, las mamparas esperan a que alguien transite por ellas. Por fin, una persona, dos, tres, cuatro; un pequeño remolino advierte que la última media hora será pesada. La profecía se cumple, veinte votantes en los cinco minutos restantes.

A las seis de la tarde, las puertas del colegio Carlos Pellicer fueron cerradas. Ahora, el cómputo y escrutinio sería la última tarea que los funcionarios de casilla realizarían. Primero, la urna de Diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, pocos votos, mucha abstención y en realidad pocos sufragios nulos. Lo mismo sucedió con la urna de jefes delegacionales.

El conteo parcial, ponía en clara ventaja al Partido de la Revolución Democrática (PRD); en segunda instancia, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en tercer lugar, el Partido Acción Nacional (PAN), “ándele, por mamones y chismosos”, exclamó una representante del Partido del Trabajo (PT).

Una vez concluido el conteo, los funcionarios de casilla, documentaron los resultados y armaron los paquetes electorales que se entregarían al consejo distrital ubicado en Xaltocan, Xochimilco.

A las nueve de la noche y con la publicación de los resultados, se clausuró la jornada electoral “ahora sí, a dormir”, sentenció el encargado de la escuela.

domingo, 5 de julio de 2009

Preludio a una revancha

Humberto Cruz

Deportes

2 de julio de 2009


La envidia llegó hasta las canchas. El pasado 13 de junio, se sostuvo un encuentro entre los estudiantes de las carreras de sociología y comunicación social de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco (UAM-X).

El encuentro, a reserva de ser amistoso, mostró la rivalidad que yace desde un buen tiempo entre los alumnos de estas profesiones. Con una asistencia prácticamente escasa, la única grada de las canchas retumbó cuando Chuchin, estudiante del grupo dos de comunicación, hizo la primera anotación al minuto diez a raíz de un contragolpe que agarró mal parada a la defensa de los contrarios.

La respuesta llegó al minuto veinticinco, cuando el árbitro, un estudiante de sociología, marcó un penal inexistente que favoreció a los sociólogos. Obra de El Fumo, estudiante de sociología del sexto trimestre, el clavado engañoso se tradujo en gol.

Con el marcador igualado, los equipos tomaron un descanso de diez minutos. De regreso al juego, los de sociología merodeaban el área constantemente; era claramente visible, que los cambios efectuados por los de comunicación no funcionaron, pues fue movido Luís, aprendiz de comunicación del sexto trimestre, especialista en esa posición.

El dominio de los de sociología se convirtió en gol. Un pase de Isais a El Fumo terminó incrustado en las redes, al minuto quince del segundo tiempo.

Con el marcador en contra, los de comunicación replantearon la alineación. Luís regresó a la media y Jano fue a la delantera; ingresó Memo, del sexto trimestre, quien dio consistencia al equipo.

Al minuto veintisiete, después del cobro de una falta en los linderos del área, los cartones se igualaron con un soberbio remate de cabeza de Memo, lo que encendió a la afición de comunicación.

El resto del encuentro fue poco atractivo y con pocas llegadas.

Al finalizar el cotejo, los estudiantes de ambas carreras se comprometieron a realizar la revancha, pues cada quien argumenta que alguno de los dos tiene que ganar.

jueves, 2 de julio de 2009

La caricatura, como género periodístico, requiere de estar bien informado


De lo planeado a lo casual, de la fotografía a la caricatura política

Humberto Cruz

México, D. F.

3 de julio de 2009


Rapé y el futuro Monero.

Con la firme convicción de ser un fotógrafo, el caricaturista Rafael Pineda Peña, mejor conocido como Rapé, llegó de Veracruz para darse cuenta de que su vocación no estaba en el congelamiento de la imagen a través de una cámara, sino en denunciar y criticar situaciones y personajes de nuestra vida política y social utilizando la tinta.

Egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco (UAM-X), Rapé jamás imaginó hacer una caricatura que reflejara la vida política del país, pues como él afirma “era muy mal dibujante, yo nunca estudié artes, nunca estudié pintura, nunca estudié dibujo, nunca estudié diseño, estudié comunicación social”, situación por la que hasta él mismo se sorprende, al saberse uno de los dibujantes más jóvenes, treinta y seis años, y ácidos de la caricatura mexicana.

Con un semblante de añoranza, Pineda evoca que cuando llegó al Distrito Federal, uno de los primeros caricaturistas que conoció fue Helio Flores, quien lo maravilló con sus cartones “las primeras caricaturas que vi, fueron de Flores”, dijo, al mismo tiempo que reconocía la trayectoria del cartonista a quien también considera su maestro.

Rafael Pineda no cree que, en su trayectoria como caricaturista, haya escalando posiciones que lo han llevado hasta donde ahora está, más bien, reflexiona, que han sido sus decisiones las que han beneficiado su carrera. “Si tú quieres ser bueno en algo tienes que pegarte a los buenos y yo decidí pegarme a los buenos. Cuando conocí a Helio Flores me di cuenta que era uno de los mejores”.

Respecto a sus inicios, Rapé recuerda que mandó varios de sus dibujos al gremio formado por Helguera y Hernández, en la primera época de El Chamuco, en donde publicaron por primera vez sus trabajos en la sección de Cartas al Chamuco sin recibir sueldo alguno. “Era una oportunidad para irte fogueando y de ir sintiendo el rigor de la publicación”, pues considera que hacer y publicar, son cosas distintas. De Helguera y Hernández aprendió cómo era la situación del caricaturista, “me enseñaron como estaba la jugada”, enfatizó.

Ya como profesional desde el 2002, su primer trabajo fue en una publicación cuyo nombre era México hoy, de Roberto Madrazo; posteriormente trabajó en La Crónica, El Universal, Reforma, El Economista, la revista Proceso, en donde hizo animación por cinco años; así mismo, también ha participado en programas como Séptimo Día de canal 40 y El Rotativo de canal 22.

El también colaborador del Milenio y la revista El Chamuco, dice de la caricatura: “es un trabajo muy padre en donde puedes vomitar todo lo que sientes, todos tus odios de la gente que te cae gorda y que todavía te pagan por eso”. Recalca que la caricatura es un género periodístico, cosa que ha muchos jóvenes se les olvida y por lo cual aconseja que “para poder ser caricaturistas primero tienen que ser periodistas, es un género periodístico que requiere de disciplina, requiere de información, de hambre por la información”

Con la alegría que da regresar a casa, Rafael Pineda reconoce que no ha cumplido los propósitos que alguna vez se planteó como estudiante. “Nunca me propuse ser licenciado a pesar de que me gradúe como tal, con una tesis basada precisamente en el discurso de los cartones políticos que manejaron en la contienda electoral del año dos mil, donde ganó supuestamente Fox”, argumentó.

Calificándose como un pésimo lector, Rapé explica que el origen de su seudónimo deriva de un accidente fonético que halló en un libro de Umberto Eco titulado El péndulo de Foucault, además de que es un pequeño homenaje a la contracción de su nombre y su apellido materno.

Como uno de los Moneros, Rapé se considera:“un huevón que está utilizando las nuevas tecnologías para hacer caricatura diaria en donde el dibujo es un vehículo”.

Es precisamente el uso de las nuevas tecnologías, como una herramienta para hacer caricatura política animada, que Rafael Pineda hace su aportación a este género periodístico, transmitiendo su conocimiento a otros caricaturistas.